A las puertas del verano, con el fuego y el agua como protagonistas, llega la noche más mágica del año. Descubre cómo aprovechar toda la energía del Solsticio y comienza a preparar tu propio ritual.
Tan sólo has de continuar leyendo y quedarás convencidx de la magia que nos rodea estos días. Y si llegas al final, conocerás cómo se vive el primer rayo de verano en uno de los lugares más especiales que existen para celebrarlo, Stonehenge.
La noche del solsticio de verano, la más energética del año
La celebración de entrada al verano es tan antigua como la misma humanidad. Maravillados por la gran influencia del Sol, el Solsticio de Verano cuenta con un significado, además de festivo, espiritual y mágico.
Llamamos Solsticios a los dos momentos del año en los que la distancia angular del Sol al ecuador celeste de la Tierra es máxima. El Solsticio de verano o Litha corresponde al día más largo del año en el hemisferio norte. Este año tendrá lugar el 20 de junio, unos quince minutos antes de medianoche.
En España más que el Solsticio celebramos la versión cristiana de la fiesta pagana honor al Sol, la noche de San Juan.
Otras muchas culturas, a lo largo de los milenios, han celebrado y continúan disfrutando de este fenómeno cósmico. El Sol es para todos una fiesta, es vida, alegría. El astro rey simboliza la continuidad de la existencia siendo la primera divinidad honrada por la humanidad.
Los primitivos fueron comprobando cómo, a partir de un día determinado que correspondía con el Solsticio, el Sol empezaba a perder fuerza y los días comenzaban a acortarse. Desconociendo el motivo por el cual la luz solar iba disminuyendo, temían que el cuerpo celeste no volviera a salir y por ello peligrara su supervivencia. Fue así como comenzaron los rituales de adoración al Sol, el encendido de hogueras y antorchas como símbolo de la luz que ilumina y vence a la oscuridad.
Los druidas, antiguos egipcios, mayas, romanos y muchas otras civilizaciones llevaron a cabo sus propias ceremonias durante la noche del Solsticio.
Los antiguos griegos definían este acontecimiento como una puerta de entrada a otra dimensión.
Según ellos, el Sol mermaba día a día porque penetraba en la dimensión del espíritu de los hombres. Primero lucía en el exterior para después brillar en el interior. Se creía que el espíritu se recogía sobre sí mismo para asimilar las experiencias vividas que el Sol interior iluminaba. A esta puerta imaginaria la llamaron Puerta de los Hombres. Al Solsticio de Invierno le otorgaron el nombre de Puerta de los Dioses.
De la cultura celta conservamos la tradición de encender hogueras. Los celtas eran conocedores del poder del fuego como elemento destructor de todo lo malo o dañino. Con el fuego pretendían ayudar al Sol, en un acto simbólico para que “no perdiera sus fuerzas”. También para asegurar la abundancia en las cosechas y la fertilidad de las mujeres.
Posteriormente, la tradición cristiana adaptó el culto pagano a las enseñanzas bíblicas con la celebración de la fiesta de San Juan Bautista, el 24 de junio. El objetivo era el mismo, aunque teñido de carácter religioso con una dosis de encanto, rendir un homenaje al Sol o a la luz. Y hasta nuestros días, de una manera o de otra, de Oriente a Occidente continúan celebrándose las más diversas festividades en torno al Sol y a todo lo que acontece durante la semana más mágica del año que da comienzo el día 20 de junio.
Agua y fuego, los componentes imprescindibles
En la mayor parte de las celebraciones que se suceden estos días encontramos dos elementos como máximos protagonistas: el fuego y el agua. A ellos se unen la energía de los otros componentes de la existencia: el aire, la tierra y el éter o conciencia.
Fuego u hoguera
El Fuego es el elemento purificador por excelencia. Nos ayuda a quemar y desprendernos de todo lo que queremos dejar atrás. El fuego está presente en las hogueras, las velas, las luces y los fuegos artificiales. En nuestro interior, el fuego es la energía de vida.
La hoguera representa al Sol y se enciende para rendirle culto. Supone la bienvenida a la fuerza, la energía y la luz. Es común que, en la fogata cósmica, se quemen enseres viejos o intenciones escritas en un papel.
Agua
El Agua es especial en los días del Solsticio. El Sol entra en Cáncer, el primero de los signos zodiacales de agua. Bañarse en el mar o en río constituye uno de los ritos más practicados para dar la bienvenida al verano. El Agua también está representada en el rocío de la madrugada, así como en nuestros fluidos, lágrimas, sudor o emociones.
Algunos suelen entrar en contacto con el agua para limpiar las emociones tras dar tres vueltas en sentido contrario a las agujas del reloj alrededor de la hoguera. Otros lo hacen de espaldas al mar y saltando un número determinado de olas. Independientemente de las diversas tradiciones, lo que importa es el acto en sí de introducirnos en el agua con la simbología que acompaña al acto, la purificación.
Aire y Tierra
El Aire está representado en el movimiento, en el saltar de las hogueras u olas. También en el danzar físico o en los pensamientos o propósitos así como en la respiración consciente. El elemento Tierra se hace presente a través del alimento, la naturaleza o las flores.
Se dice que, si estamos atentos y nos armonizamos, pueden producirse en nosotros grandes transformaciones. Así como todo es cíclico, nuestra naturaleza interna también ha de renovarse. El Solsticio nos ofrece la posibilidad de quemar todo lo viejo, mediante el acto de arrojar al fuego de la hoguera todo lo inútil, aquello que ya no nos sirve para avanzar en nuestro día a día. Desde emociones caducas o dañinas, experiencias negativas o personas tóxicas.
La noche del mundo vegetal
Con la noche más corta del año recordamos la importancia de mantener y respetar los ciclos de la naturaleza. El Solsticio de Verano es por excelencia conocida como la noche del mundo vegetal. Es cuando las plantas consiguen sus mejores propiedades curativas y mágicas. Suelen ser los días clave para recolectar determinadas plantas.
Aunque la planta por excelencia sea el Hipérico o hierba de San Juan, también se recogen otras variedades como la artemisa, la manzanilla, el saúco, el espliego, el romero o el tomillo.
Las propiedades medicinales de estas plantas aumentan gracias a la especial radiación del Sol en el solsticio. También a la exhalación del vapor de agua llamado Flos–coeli (flor Celeste) o Flor de Agua, que se forma al amanecer dando paso al rocío.
Preparativos para el Solsticio o noche de San Juan
El objetivo es simple, deshacernos de todo aquello que ya no vibra con nosotros. Así que, preparémonos para recibir el verano aprovechando toda la energía que nos ofrece el Solsticio.
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Limpieza profunda del hogar
Aunque no resulte muy apetecible, durante la semana del Solsticio se recomienda realizar una limpieza completa del hogar. Nos desprenderemos de todo aquello que ya no nos funciona en nuestra vida física. Se sugiere que prestemos mayor atención a las puertas y ventanas y las limpiemos con agua y sal de mar o bicarbonato.
Tras la limpieza de la casa es aconsejable encender incienso para obtener una purificación total del espacio (energéticamente hablando). La Salvia siempre está a la altura de la ocasión.
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Limpieza de armario
Es el momento de donar aquella ropa que ya no nos identifica y no utilizamos.
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Vestir de blanco o amarillo o naranja
Utiliza el blanco, amarillo o naranja para atraer pureza, espiritualidad y renovación. Si no suelen abundar en tu vestuario tales colores, puedes sustituir las prendas por velas o flores. Aunque un vestido blanco siempre forma parte de cualquier fondo de armario.
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Sacar a limpiar y cargar las piedras y talismanes
Las piedras naturales nos pueden ayudar a mejorar nuestro día a día. Es por ello que resulta recomendable utilizar la energía del Solsticio para recargarlas. Pondremos las piedras en el exterior (terrazas, balcones, ventanas). Tal y como lo hacemos cada mes con la luna llena. Únicamente modificaremos el ritual añadiendo la preparación de un agua especial de Solsticio. Para ello:
- Cogemos un recipiente, preferiblemente de cristal, barro, acero inoxidable o cerámica, nunca de plástico.
- Llenamos la mitad del recipiente con agua mineral y la otra mitad con sal marina gruesa.
- Posteriormente, siempre y cuando la o las piedras lo permitan por su composición, las introduciremos en el agua. Las dejaremos a la luz de la luna toda la noche.
- A la mañana siguiente, retiramos las piedras y ya estará lista un agua especial cargada de super energía.
Se puede utilizar como se quiera. Puedes esparcirla por la casa, ponerte unas gotas en los puntos de pulso pero no te la bebas.
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Meditar y practicar yoga
Cuanto más calmados y relajados nos encontremos internamente, más receptivos estaremos a la energía que circula estos días por el ambiente. El yoga y la meditación nos ayudarán a encontrar el equilibrio interno.
Sencillo ritual versión 2020
Existen muchos rituales asociados al Solsticio con diversos niveles de complejidad. Como lo más importante es mantener una dosis alta de intención y dejarse abrazar por la magia del momento, cuanto más sencillo mejor.
Cogemos un papel en blanco y hacemos un listado con los elementos a nivel físico, emocional o mental que queremos eliminar de nuestra vida. Desde dolencias físicas a bloqueos emocionales, miedos o cualquier aspecto que no te permita fluir o avanzar.
La tradición nos habla de quemarlo en una hoguera a medianoche. La solución más sencilla, a falta de hoguera, la encontramos en incinerar el papel con el fuego de una vela.
Como lo que crees creas, es importante mantener una firme convicción de querer desprenderse de los aspectos escritos.
Una vez quemadas nuestras intenciones de despojo, tiramos las cenizas a la tierra o a una planta. Con ese gesto permitimos que aquello que no queremos tener en nuestra vida desaparezca para siempre.
Lugares top donde celebrar el Solsticio de verano
En España nos tomamos muy en serio la noche de San Juan, especialmente en todos los lugares bañados por agua. Saltar la hoguera o las olas, vestirse de blanco o llevar flores han sido considerados como elementos imprescindibles en la celebración.
Ya difieran en saltar nueve o siete veces, de frente o de espaldas, con el fuego y el agua como protagonistas, nos unimos en grupos para compartir un momento divertido, alegre y mágico.
Algunos motivados por la fe, otros por el “por si acaso” y el resto porque no van a ser los aguafiestas de la noche, todos, en mayor o menor medida, participamos de la noche más cósmica del año.
Existen algunos lugares especiales, cargados de historia y magnetismo que, año tras año menos este año, congregan a un gran número de fans dispuestos a celebrar los más diversos rituales paganos. Stonehenge en Inglaterra o las Pirámides de Chichen Itzá en Méjico son dos ejemplos de ello. Del primero os voy a contar mi experiencia. Sobre el segundo, espero poder visitarlo pronto.
Stonehenge
Pese a ser mediterránea y haber celebrado la noche de San Juan desde la infancia, he de reconocer que el Solsticio de Verano más especial que he vivido fue en Stonehenge, Inglaterra.
Al final de mi Erasmus, allá por un año de combinación de las cifras 2 y 0, un grupo de amigos, motivados por el afán de una fiesta que merecía la pena vivir, cogimos un bus, más bien varios, en una especie de yincana que nos conduciría al monumento neolítico.
Stonehenge está orientado precisamente a la salida del Sol del Solsticio de Verano. Aún no se tiene claro si se erigió como un templo de adoración, un centro de sanación o un enorme calendario. Curiosamente, por la posición de su estructura vista desde el centro del círculo, el Sol se alza en un punto particular en el horizonte el día del Solsticio de Junio. Ello hace pensar que pudo haber sido la referencia del momento para empezar a contar los días del año.
Únicamente una vez al año y durante aproximadamente 24 horas se pueden tocar las piedras. Desde la tarde-noche del solsticio de verano hasta la tarde del día siguiente.
Con la insensatez de aquellos años no éramos conscientes de que nos hallábamos en un lugar cargado de magia. Un monumento sagrado para aquellos que lo erigieron miles y miles de años atrás. También para los muchos más conectados o elevados que acudían al lugar para llevar a cabo los más diversos rituales. A pesar de todo, puedo decir que he bailado sobre las piedras de Stonehenge.
Desde nuestra llegada se fueron sucediendo simultáneamente los más variopintos rituales. Presenciamos hasta incluso bodas paganas sin faltar la música de instrumentos combinada con cánticos o mantras. A nuestra manera y poniendo en práctica el dicho de allí donde fueres haz lo que vieres, también nos metimos en escena improvisando nuestra propia celebración.
Pasadas las horas, todos nos reunimos en torno a una zona. En silencio y con la mayor majestuosidad posible que permitía y requería la situación, tras unas horas entre ritual y ritual y con la lluvia como acompañante, esperamos ansiosos la salida del primer rayo del sol del verano a través de las piedras.
En nuestro caso no fuimos afortunados y el día amaneció nublado. Pero el hecho de no ver el rayo de sol no restó ni un ápice de encanto a la situación. Nosotros aportamos nuestra luz a la noche más corta del año. Nos divertimos recordando la importancia del Sol en nuestras vidas.
Este año Stonehenge no abrirá sus puertas. Pero sí que se retransmitirá en directo la salida del sol y sus primeros rayos sobre las piedras milenarias. Link para ver el Solsticio de Stonehenge el 20 de junio.
¿Convencidx?
Bien llevéis o no a cabo algún ritual, merece la pena disfrutar en compañía de esta noche tan especial. Aunque tan sólo encendáis una vela ya estaréis acompañando al objetivo, honrar al Sol. Porque, al fin y al cabo, cada uno decide cuanta magia deja entrar en su vida.
Si así lo sentís, invitados estáis a compartir vuestros rituales para estos días, yo encantada y feliz de aprender.
Shanti Shanti y que la energía del Sol os acompañe cada día sin llegar a quemaros.